
En la actualidad, la innovación y el conocimiento se han convertido en cimientos fundamentales para el crecimiento sostenible de las naciones y las empresas. La competitividad se basa cada vez más en la capacidad de innovar y aprender. Los ciclos de vida de los productos se han vuelto más cortos, y el ritmo del cambio tecnológico se ha acelerado. Para abordar estos desafíos con éxito, es esencial un enfoque sistémico. Aquí es donde entra en juego el concepto de Sistema de Innovación, una herramienta poderosa tanto para el análisis como para la formulación de políticas.
Los sistemas de innovación en Argentina y Uruguay presentan similitudes notables, pero también diferencias significativas en comparación con los países desarrollados. Esto nos lleva a cuestionar cuáles son las políticas de innovación más adecuadas para esta región, considerando las particularidades locales. No se trata solo de aumentar la inversión pública y privada en investigación y desarrollo, sino de hacerlo de manera que fomente una colaboración efectiva entre el sistema científico y el sector productivo.
Un sector científico-tecnológico de excelencia, sin vínculos sólidos con el tejido productivo, no puede prosperar a largo plazo. Por otro lado, la ambición de tener un sector productivo competitivo y dinámico no puede materializarse sin un sólido complejo científico y tecnológico local que lo respalde.
La región se enfrenta al desafío de avanzar hacia un modelo de desarrollo basado en la innovación, lo que requiere una política más integral, que abarque desde la educación hasta la inserción internacional, pasando por la ciencia, la tecnología y la producción. Estas políticas deben ser adaptadas a las diversas realidades de los actores involucrados, tanto empresariales como institucionales.
El proceso de liofilización que llevamos a cabo en nuestro proyecto se inscribe perfectamente en este contexto. La liofilización es una tecnología innovadora que puede agregar valor a los productos alimenticios, contribuyendo a la diversificación de la oferta y generando oportunidades en los mercados locales y globales. Además, nuestro enfoque sistémico se alinea con la necesidad de vincular la investigación científica con la producción y la demanda del mercado, como se menciona en el artículo.

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Para lograr un desarrollo basado en la innovación, se necesita un enfoque pragmático que involucre tanto a los sectores público como privado y a la sociedad civil. Las políticas de innovación deben ser flexibles y adaptadas a las capacidades y complejidades de cada país. Esto implica tanto políticas horizontales, que fomenten la difusión de bienes públicos, como políticas verticales y selectivas, que desarrollen conocimientos básicos y enlaces entre instituciones de ciencia y tecnología y empresas.
También es crucial crear un entorno propicio para la vinculación y el intercambio entre los actores, especialmente para las pequeñas y medianas empresas. La creación de unidades de vinculación tecnológica y centros de desarrollo empresarial puede ser un paso importante en esta dirección.
Finalmente, la cooperación regional en políticas de innovación puede potenciar el desarrollo de la región y fortalecer el proceso de integración. A medida que las empresas operan a nivel regional o global, las políticas y las instituciones también deben considerar esta dimensión regional en su formulación y aplicación.
En resumen, promover la innovación y la vinculación tecnológica en el Mercosur es un desafío apasionante y fundamental para el crecimiento sostenible. Nuestro proyecto de liofilización es un ejemplo concreto de cómo la investigación y la innovación pueden contribuir a esta visión más amplia. Estamos comprometidos a seguir trabajando en esta dirección y esperamos inspirar más iniciativas que fortalezcan nuestra región a través del conocimiento y la colaboración.
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